domingo, 22 de julio de 2007

¿Te dije que te amo?

¿Por que dices si vivirá?, sí tan solo la hubiera detenido, juntos en el sueño permanecerían abrazados hasta el amanecer. Gustavo ingreso a la clínica con el pecho oprimido, y fue en ese instante al ver rostros desfigurados, que supo que ella no volvería a esconderse entre sus brazos, rodeada de médicos luchando por detener la muerte, lagrimas, suspiros, espacios sin vida y 2 horas interminables de espera, para escuchar a un cansado doctor decir.
Buenas noches, no quiero preguntas, solo quiero que escuchen muy bien, Catalina esta en coma producto de una desconocida enfermedad, hemos tratado de mantenerla pero los argumentos de vida se apagan, es imposible que ella permanezca con nosotros, necesitamos otro medico, al interior de esta clínica tenemos una capilla y esperamos que oren por ella, dio media vuelta y desapareció, los corazones terminaron de romperse, cobijo de hombros ajenos, Gustavo giro su cuerpo y apoyo su cabeza en una ventana sin entender tanto dolor, sus ojos de lagrimas contenidas rompieron sin detenerse, la vida no tenia valor, la persona mas importante no volvería, y lo único que podía recordar era que no le había dicho cuanto la amaba, recorrió cada recuerdo, el primer poema de Bécquer, cuando su vida con nuevos y profundos sentimientos volvía a nacer, El mundo congelado, voces cortadas y llantos dispersos en la habitación. Recordó la pagina Web diseñada para profesar incontrolable amor, y los acontecimientos que marcaban sus vidas, una historia con procesos para permanecer unidos, un sitio cibernético refugio de Gustavo y Catalina. Las horas pasaban manteniéndolos inmovibles, quiso morir a cada segundo sin tenerla y recordó las palabras del medico, camino pausado, sus ojos en el piso y sus manos escondidas en los bolsillos para sostener el peso de sus brazos caídos, la capilla iluminando a cristo. En su corazón un Dios que había dejado de existir y en quien depositaba su única esperanza, inevitablemente debía reconciliarse con el, una oración suplicante, el tiempo, el valioso tiempo estaba en manos del ser mas ajeno en su nueva vida, ella no estaba, no estaba para caminar arenas infinitas, no estaba, permanecía luchando por un sueño que parecía terminar, doblego sus orgullosas rodillas y humildemente solicito por dos segundo para decirle cuanto la amaba, solo dos, para recalcarle que ella era su vida, permanecería por esa oportunidad, para sentir que nunca la había perdido, por dos minutos rogados a Dios.
El tiempo no se detuvo mientras Catalina continuaba pulsando desacordes ritmos de vida. Lo mas valioso que tenia Gustavo para ofrecer era tiempo, la computadora acompañaba sus horas en la clínica, buscando maneras de inspirarse y llenar su pagina con ese inalterable amor que tantas noches le profeso, las teclas eran pesadas manijas que no obedecían, la pantalla permanecía inmutable a la espera de su distante inspiración, las emociones estaban adormecidas en los infiernos de la amargura, los poemas sin terminar llenos de olvido, 65 días y todo igual, las esperanzas se perdían y los diálogos con Dios mas necesarios.
¡Gustavo, Gustavo, Gustavo
¡ Si doctor?
Quiero que veas algo.
En 65 días Catalina permaneció sin movimiento alguno, todo en ella se había detenido llevándose trozos inconscientes de vidas paralelas, la muerte esperaba ansiosa.
Mírale el dedo índice de su mano derecha
No veo nada doctor
Espera unos minutos
Ese pequeño movimiento descargo alegrías en su rostro, su dedo parecía pulsar, un movimiento común al manejar el Mouse, un solo movimiento, la única respuesta que había conseguido en largos días, un solo movimiento de esperanza, un solo movimiento a todas sus suplicas. Esa tarde agrupo palabras derramando versos de intenso amor y amargo dolor, la saco del cuarto con sus letras a caminos de bosques encantados, la beso junto al mar y la acaricio con sus manos entristecidas.
Los sueños se llenaron de esperanzadores deseos, las visitas a un costado de la cama eran sensaciones interrumpidas por médicos, ella no volvió a dar signos de vida, permaneció en inconciencia, en un mundo tan distante como los mundos creados para ella por Gustavo, su universo cibernético de letras, donde a cada atardecer subieron montanas para contemplar relámpagos de poder absoluto, beber juntos aguas eternas y dispersar las semillas del paraíso en cada encuentro, ella suspiraba en ese lugar con un corazón encantado, las rosas brotaban bajo sus pies en los desérticos valles por donde profesaron su inmortalidad, el amor, amor, amor mutuo, mágico y sostenedor del universo, un glorioso mundo donde los poemas la arrebataban de la muerte, para unirse bajo el poderoso nexo de la vida, mostrarle los encantos de la creación, y darle realidad a sus ilusiones, fue así como nació su hermosa hija, aferrada sus pechos reventándose de leche, fue allí donde la baño y peino sus cabellos, pintando flores en sus uñas para iluminar sus delicadas y calidas manos. Gustavo imaginaba que el simple movimiento de su mano fue el ingreso a su mundo, el mundo donde el era el Dios, y ella venia a buscar sus palabras, sus caricias, sus besos, sus poemas, ella venia por el, a refugiarse entre sus brazos y vivir.
Los médicos eran extraños espectadores de la constante lucha de Catalina o la poderosa influencia de Gustavo que insistía en la vida que juntos en su mundo de palabras, el sostenía a Catalina con un amor puro y ella seguía aferrada a su pecho. Después de 95 días de estar internada, Gustavo debía decidir que haría con su vida, era preciso permanecer en aquel lugar para que Catalina permaneciera. En esa tarde, entro con el peso de la muerte en su cabeza, busco la cara la de Dios para demostrar su propia divinidad a pesar de todas las desesperanzas que los médicos repetían insistentemente, el lugar estaba mas iluminado que otros días, a los pies del cristo un joven miraba reflexivo, Gustavo se detuvo a su costado y le hablo
¿Que haces?
Contemplo la magnificencia del amor supremo.
Es solo un trozo de madera.
Una madera que nos recuerda el amor de Dios.
Si el nos amara, no dejaría que el dolor existiera
El dolor tiene un propósito
Acaso justificar a Dios es la clave de la armonía terrenal
La verdad nos inunda el alma, y nos enseña que la vida tiene un propósito
Que propósito tendrá perder a los seres queridos
Recordar el valor del tiempo que se nos otorga para crecer, creer y existir
Tonterías, Dios no existe
Existe, si lo aceptas
Que debería aceptar
Que la muerte o la vida de Catalina tiene un propósito
Acaso la muerte tiene un propósito
No, el propósito debes buscarlo.
Quien eres tú.
Soy la respuesta a tus oraciones
Y con el fin de aquellas palabras, el joven desapareció ante sus ojos, un angel, era un angel, se decía insistentemente mientras buscaba un propósito a los pies del Cristo. Una respuesta, la respuesta mas dolorosa se escuchaba en sus oídos, dejarla partir, aceptando que Catalina ya no le pertenecía, y enseñar el doloroso capitulo para que otros aceptaran el valor de la vida.
Esa tarde ingreso a su pagina Web, inserto las claves de acceso y busco las palabras que despidieran de este mundo a la mujer que tanto sentido le otorgaba al suyo, esa tarde bajo un poema del paraíso y sello con sangre de sus dedos las teclas, para dejar en el, los sentimientos mas reales que se apoderaban de su corazón, al terminar susurro un te amo, y se alejo unos pasos para llorar y esperar los dos segundos solicitados a Dios para que aceptaba su amor real, un milagro para correr a su lado y decirle a la cara, te amo.
En ese minuto un sonido le hizo volver su mirada a la computadora, en el vinculo donde se permiten comentarios, apareció impreso te amo, nadie podía responder si el sitio permanecía sin ser editado, solo podía ser ella, la única capaz de responder esa pregunta que tantas noches susurraron, ella solicitaba su presencia, el milagro de Dios estaba ocurriendo, porque sabia con todo su corazón que ella escucharía, pero al llegar a su lado las rodillas se quebraron, sus ojos lastimosos desgarraban sentimientos olvidados, Catalina fijaba sus ojos en el sin entender cuanto tiempo había transcurrido, para ella solo fueron dos minutos y para el una eternidad, Dios no solo otorgo dos minutos para declararle su amor, también declaro a un mundo carente de fe, que el era el único Dios verdadero, productor de milagros y rey y soberano de todos los universos, ella sonreía con las acaricias en sus temperadas manos, Dios había otorgado el anhelado perdón que acuchillaba el alma de Gustavo, y los versos desfilaron aquella mañana en torno al amor, y el cristo del madero repetía con calidos rayos de sol iluminando la habitación, rodeada de un grupo humano con las manos aferradas y llenos de una razón para creer que Dios todo lo puede, y donde la tecnología se vuelve innecesaria, el amor puro, las oraciones adecuadas y la esperanza puede darle sentido a las palabras que tantas veces el Cristo pronuncio en su vida terrenal.
Tu fe la ha salvado